Reloj biológico universal

Muchos animales tienen relaciones particulares con los seres humanos. Así, el caballo es utilizado como medio de transporte, el perro como guardián, la paloma como correo y el conejito de indias como conejito de indias, entre otros. El gallo, ancestralmente, ha realizado una actividad específica y única: ha sido el encargado de indicarle al hombre el fin de su vigilia comunicando la aparición del astro rey, el sol, mediante la emisión de sonidos especialmente conocidos como el canto del gallo u onomatopéyicamente como ki-kiriki.

En el predio del Hospital Militar Reubicable, sito en Haití, pululan algunos ejemplares de estas gallináceas, correspondientes a una variedad con un porte un tanto más pequeño que los que solemos ver en Argentina, y con plumas cuyos colores alternan el negro, el marrón y el blanco. Nos, los integrantes del personal del hospital, desde un primer momento nos sentimos sorprendidos e intrigados ante una misteriosa costumbre de estos animalejos que consiste en emitir su característico canto en horas que se clasifican como inusuales para el mismo; en pocas y simples palabras, estos gallos cantan cuando se les antoja (en apariencia) sin importar siquiera si es de día o de noche.

Al principio no le di mayor importancia a este fenómeno pero con el transcurrir de los días y ante la reiteración constante del fenómeno, la curiosidad fue creciendo. Entonces comencé con la observación y el registro minucioso de los momentos en que ejecutaban sus particulares registros sonoros. Como en todo exhaustivo trabajo de campo, tras una colección apreciable de datos se imponía a continuación un análisis de los mismos para encontrar alguna regularidad. Dicha regularidad no aparecía a simple vista y uno parecía estar frente a una de las claves como las que encontraban los personajes literarios del Código Da Vinci. Estaba tras la búsqueda de un Santo Grial de naturaleza animal.

Lo llamativo en los datos es que el canto se producía en determinados momentos del día pero con un leve desplazamiento horario que se evidenciaba con el correr de los días. Convencido de que el comportamiento de estos gallos respondía a algún patrón de conducta y de que ésta no era aleatoria, ocupé gran parte de mi tiempo de caminatas en solucionar este enigma, hasta que en un momento se vislumbró una idea bastante alocada pero aún por el hecho mismo de serlo no debía ser desechada, así que abandoné la caminata y recurrí presuroso a la búsqueda informática. Y ahí estaba, claro como el agua.

El Gallo Claudio, Olegario el de Doña Jovita, el gallo Pinto del cancionero popular, son muestras de algunas de estas aves que han trascendido las fronteras del gallinero y ahora, una vez develado el misterio y que por tal ha dejado de serlo, seguramente el Gallo Haitiano se va a convertir en otra figura famosa y, con el tiempo, legendaria.

La explicación del fenómeno era simple, casi inverosímil, pero la concordancia de los datos hace esta hipótesis contundente. Ocurre que en el entorno próximo al hospital hay un cosmopolitismo muy marcado. Con sólo cruzar la calle encontramos lugares en que están alojados guatemaltecos, chilenos, jordanos, españoles, uruguayos y gente de otros varios países del mundo. Lo que hacen estos plumíferos, mediante una expresión muy sutil y particular de su labor natural, es anunciar el momento en que el sol sale en los respectivos países de origen de los seres humanos a quienes alcanzan con sus sonidos.

Como podrán imaginar, este estudio es la apertura de una nueva puerta al conocimiento que genera nuevos interrogantes tales como, por qué y para qué tienen este comportamiento, cómo hacen el reconocimiento de nacionalidades, cómo determinan los horarios de salida del sol en los lugares de origen de las diferentes personas, etc.

Así es la ciencia, con cada nueva puerta que se abre, aparecen una multitud de otras nuevas por abrir.

PD: Si el lector llegase a creer que la actividad que uno desarrolla en este lugar es tan escasa que a uno le puede sobrar tanto tiempo como para tomar un registro exhaustivo de los cantos del gallo está muy equivocado, pues este relato es totalmente imaginario a excepción de la realidad de los aparentemente aleatorios ki-kirikises. El hecho de que estos gallos cantan a cualquier hora es totalmente cierto y por lo tanto la pregunta sigue en pie: ¿Por qué cuernos cantan a cualquier hora?
A propósito… acaba de cantar un gallo. En estos momentos son las 11,30 PM en Haití. Caramba, qué casualidad, está saliendo el sol en Nepal…


Mayo de 2010


2 comentarios:

  1. hola jorge:
    realmente me encanta todo lo q estas haciendo pero me prendo y disfruto mucho de tus cronicas..
    realmente estoy orgullosa como alumna tuya q fui,como jovitense y como ARGENTINA q estes ahi ayudando con todo lo maravilloso q haces.-
    lo q necesites en el face me encontras .-
    desde san luis te mando un beso enorme y GRACIAS!! por todo lo bello q hacen:::
    alejandra(jani) abbate daga

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  2. Gracias Jani:
    Me alegra que te guste. Aparte del trabajo que vine a realizar más lo que pueda hacer de ayuda humanitaria había traído otros proyectos de trabajo, pero fui dejando algunos para dedicarme, en los ratos libres, a escribir. Lo hago con muchas ganas y es muy bueno saber que lo que estoy escribiendo, como así también la forma resulta agradable para los lectores.
    Un beso
    Jorge

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