La palabra
gendarme, siempre me generó una imagen de una persona recia, dura, custodio fiel, estoico, hasta con una cuota de agresividad, tal vez de sentimientos poco intensos y algo pobre en sentimentalismos.
De ahí que, cuando al poco de llegar a Haití, me enterara que unos 80 de los casi 400.000 huérfanos que existen en este lugar eran atendidos por un gendarme y además argentino, mi sorpresa fue mayúscula y mi interés creciente en cuanto a conocer a este particular sujeto.
Alguien le hizo llegar este deseo y a los pocos días de mi estadía se apersonó en la farmacia. Luego de conocerlo y tras un intercambio de mails y llamadas telefónicas logramos concretar, el viernes 26 de febrero, una ansiada visita al Orfelinato Rose Mina de Diegue.
Junto a Miguel; un marino argentino que está trabajando para las Naciones Unidas y que gentilmente se ofreció a llevarnos y que también tiene un vivo interés en tareas humanitarias;
Gonzalo, Paola y David, todos estos últimos médicos, arribamos a la citada instalación a eso de las 3 de la tarde.
Ni bien llegamos varias decenas de niños nos recibieron gritando a coro Ar-gen-ti-na, y nos rodearon con gran alegría. Luego de las consabidas presentaciones, subimos unas escaleras y entramos en un recinto en el que el intenso calor reinante era equiparable al intenso calor humano emanado por estas criaturas. Fuimos rodeados y requeridos por esa gran masa de pequeñuelos de piel oscura, cuya monotonía de color era interrumpida por el blanco de unos ojazos tiernos, ávidos de cariño y el de una sonrisa fulgurante que parecía irradiar la esencia de un alma muy pura y muy simple.
Un par de días después de esta experiencia, leyendo a Saramago rescaté una frase que se adecua en un todo a lo que se percibía en esta situación y a estos seres tan particulares: “gente de poco tener y mucho sentir”.
La visita continuó jugando con los niños durante un buen rato, haciéndolos cantar, por momentos ellos entonaban canciones típicas y por ahí saltó uno los nuestros con el Chu chu ua de Piñón Fijo y hete aquí que el coro de niños tenía un conocimiento pleno del tema, denotando la universalidad de nuestro coterráneo al menos en esta parte de América y atendiendo también a la diferencia de idioma.
Con esfuerzo Miguel y yo logramos abandonar un in
stante a los niños y nos fuimos a hablar con el gendarme al que todavía no presenté, se llama
Osvaldo Fernandez, como dije es argentino, llegó no sé bien cuando, hace unos años también en una misión de paz de la ONU, se enamoró de Haití y también de una haitiana llamada Roland Celestin, su esposa actual y juntos dirigen el Orfelinato Rose-Mina de Diegue.
Osvaldo se retiró como gendarme, tiene su pensión por tal actividad y además es director técnico de futbol de un equipo de República Dominicana.
Nos mostró las instalaciones del orfelinato, pudimos tomar cuenta de algunas de las necesidades del mismo, algunas transmitidas verbalmente por Osvaldo y otras que se evidenciaban por la sola observación del recinto o de sus moradores.
Debido a la necesidad de cumplir con un horario de regreso tanto por parte de las obligaciones de Miguel y por las nuestras en el hospital, y tras la ardua tarea que me demandó despegar de los niños a esos tres jóvenes médicos que evidenciaban plenamente su paternidad aún no satisfecha, emprendimos la vuelta con una confusa pero profundamente regocijante mezcla de sentimientos y con la plena sensación de que es mucho lo que podemos aportar con un mínimo de voluntad.
No sé si he podido lograr una transmisión aunque sea aproximada de la experiencia y de sus actores, porque no me resulta para nada fácil describir sentimientos, pero si al menos he llegado al corazón de algunos lectores de este texto el objetivo fue cumplido.
Pd: En diario Clarín del 12-02-10 publicaron una nota del orfelinato.
Se puede leer en el siguiente link:
http://www.clarin.com/diario/2010/02/12/um/m-02138960.htmEl orfelinato dispone de una página web cuya dirección es la siguiente:
http://www.juntosporhaiti.org/photo_player_flash.htmlAdemás en el día de hoy fue transmitida por Canal 9 de Buenos Aires una nota que le hiciera la periodista Canosa.
El gendarme – Un orfelinato (Parte 2) A los que hayan sentido que el mensaje anterior les movió algo su interior y que creen que pueden hacer algo por alguien trataré de transmitirles algo de lo poco que sé y que puedo haber aprendido en este poco tiempo y que se refiere al tema de la ayuda que se pudiera prestar:
- Por qué?: La respuesta a ésta pregunta debería estar explícita e implícita en el texto anterior del mismo nombre con la extensión (1).
- Qué?: Parte de las necesidades se pueden haber recabado en la dirección web del orfelinato. Por lo que pude apreciar hay muchas más que quizás son más difíciles de concretar, por lo menos en lo material directo, pues son necesarias muchas mejoras edilicias como por ejemplo, pisos, baños, etc. Hay muchas personas trabajando allí dentro dos enfermeras que cobran un sueldo de 100 dólares cada una más algo de comida que se llevan a su casa desde el orfelinato. Este sueldo era cubierto por haitianos. La continuidad de estos aportes está en riesgo debido a las secuelas económicas del terremoto. (*)
- Cómo?: La única forma que conozco hasta el momento es a través de los Cascos Blancos. He podido conseguir el mail y el teléfono del encargado logístico de esta institución. Quizás algunos de los reciben este correo pueda saber de alguna otra manera, ruego hacerla llegar, para retransmitirla a quien la requiera. (*)
- Cuándo?: Ahora, mañana, el mes que viene, el año que viene. En cualquiera o en todos los momentos propuestos. Estos niños se harán grandes y podrán ser personas de bien, vendrán otros y seguirá porque la pobreza estructural de Haití difícilmente cambie de un día para otro. Bienvenidas serán las ayudas ocasionales o circunstanciales pero mejor aún aquellas permanente y sostenidas que permitan brindar un mínimo de previsibilidad a los directores de este instituto.
- Cuánto?: Esta respuesta es privativa de cada individuo. Tan sólo depende de la posibilidad y de las intenciones.
(*) Como el contacto con Osvaldo si bien no fue único, fue esencialmente breve, es probable que en un futuro cercano nos reunamos a charlar un buen rato para poder hacer un listado de necesidades bien concreto y para que pueda darnos más detalles sobre la forma de hacer llegar la ayuda.